11 de Noviembre - S.Martino di Tours -
Nació en Hungría, pero sus padres se fueron a
vivir a Italia. Era hijo de un veterano del ejército y a los 15 años ya vestía
el uniforme militar.
Durante más de 15 siglos ha sido recordado
nuestro santo por el hecho que le sucedió siendo joven y estando de militar en
Amiens (Francia). Un día de invierno muy frío se encontró por el camino con un
pobre hombre que estaba tiritando de frío y a medio vestir. Martín, como no
llevaba nada más para regalarle, sacó la espada y dividió en dos partes su
manto, y le dio la mitad al pobre. Esa noche vio en sueños que Jesucristo se le
presentaba vestido con el medio manto que él había regalado al pobre y oyó que
le decía: "Martín, hoy me cubriste con tu manto".
Sulpicio Severo, discípulo y biógrafo del
santo, cuenta que tan pronto Martín tuvo esta visión se hizo bautizar (era
catecúmeno, o sea estaba preparándose para el bautismo). Luego se presentó a su
general que estaba repartiendo regalos a los militares y le dijo: "Hasta
ahora te he servido como soldado. Déjame de ahora en adelante servir a
Jesucristo propagando su santa religión". El general quiso darle varios
premios pero él le dijo: "Estos regalos repártelos entre los que van a
seguir luchando en tu ejército. Yo me voy a luchar en el ejército de
Jesucristo, y mis premios serán espirituales".
En seguida se fue a Poitiers donde era obispo
el gran sabio San Hilario, el cual lo recibió como discípulo y se encargó de
instruirlo.
Un día en el año 371 fue invitado a Tours con
el pretexto de que lo necesitaba un enfermo grave, pero era que el pueblo
quería elegirlo obispo. Apenas estuvo en la catedral toda la multitud lo aclamó
como obispo de Tours, y por más que él se declarara indigno de recibir ese
cargo, lo obligaron a aceptar.
En Tours fundó otro convento y pronto tenía
ya 80 mojes. Y los milagros, la predicación, y la piedad del nuevo obispo
hicieron desaparecer prontamente el paganismo de esa región, y las conversiones
al cristianismo eran de todos los días. A los primeros que convirtió fue a su
madre y a sus hermanos que eran paganos.
Dice su biógrafo y discípulo, que la gente se
admiraba al ver a Martín siempre de buen genio, alegre y amable. Que en su
trato empleaba la más exquisita bondad con todos.
En los 27 años que fue obispo se ganó el
cariño de todo su pueblo, y su caridad era inagotable con los necesitados.
Supo por revelación cuándo le iba a llegar la
muerte y comunicó la noticia a sus numerosos discípulos. Estos se reunieron
junto a su lecho de enfermo y le suplicaban llorando: "¿Te alejas padre de
nosotros, y nos dejas huérfanos y solos y desamparados?". El santo
respondió con una frase que se ha hecho famosa: "Señor, si en algo puedo
ser útil todavía, no rehúso ni rechazo cualquier trabajo y ocupación que me
quieras mandar".
Pero Dios vio que ya había trabajado y
sufrido bastante y se lo llevó a que recibiera en el cielo el premio por sus
grandes labores en la tierra.
El medio manto de San Martín (el que cortó
con la espada para dar al pobre) fue guardado en una urna y se le construyó un
pequeño santuario para guardar esa reliquia. Como en latín para decir
"medio manto" se dice "capilla", la gente decía:
"Vamos a orar donde está la capilla". Y de ahí viene el nombre de
capilla, que se da a los pequeños salones que se hacen para orar.